martes, 16 de junio de 2009

Problemas más humanos que existenciales

Estando en el columpio azul, con el subir y bajar y el vientecillo nocturno, hubo algo que me desconcertó. Había dos desechos cerca de mí, y dado lo antiestéticos que resultaban respecto del suelo de goma, decidí recogerlos.
Uno era una botella de plástico a mi derecha, y una lata delante. Fácilmente hubiese podido estirame y cogerlos, pero inexplicablemente quería agacharme a por uno y a agacharme a por el otro, simultáneamente. Deseaba desdoblarme y romper las leyes físicas, sólo por dedicarme por igual a cada uno de esos desechos. La misma dedicación, el mismo afecto. Pero esto era imposible, y me puse a llorar. Sí sí. Tal vez otras circunstancias propiciaron que lo hiciese, pero sin duda era aquella tontería me dolía adentro.
De pronto todo parecía vacío.

Y quién sabe si esos segundos de desconcierto me hubiesen venido cerca de un lugar alto, un puente digamos, lo que hubiese podido llegar a hacer.

6 comentarios:

  1. Posibles lecturas del koan:

    ¿No probaste a bajar del columpio? A veces la distancia, la inestabilidad y la altura distorsionan y anulan las posibilidades de contactar con lo que vemos lejos y abajo. El afecto sin gestión y proximidad es tan bloqueante como la burocracia y la impotencia que da la indecisión. ¿Conoces lo que le ocurrió al asno de Buridán? Pues eso.

    De todos modos habría que haber preguntado a la lata y a la botella si les importaba demasiado el orden de recogida o si querían que alguien las recogiese o simplemente, estaban disfrutando del aire fresco que movías con el columpio...A lo mejor no hacía falta ni recogerlas ni llorar ni parar.
    Muchas veces nos planteamos cosas que no corresponden a la realidad objetiva.

    En los parques suele haber un servicio de limpiezas muy eficaz. Como en el Universo.

    El problema puede que consista en creer que todo depende de nosotros y de nuestra perfección. Eso hace que la cuestión no se resuelva nunca.

    El fallo no es elegir a uno por encima de otro. Sino no elegir nada.

    Imagina que en vez de dos objetos inservibles son dos amigos que se están ahogando...¿por no elegir dejarías que se ahogasen los dos?

    En fin, gracias por la oportunidad de plantearme la cuestión. Muy interesante.

    Besitos

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  2. Procuraré no dejar más de un despojo cerca de un puente...

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  3. Yo que tú no iría dejando despojos por ahí. Simple civismo

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  4. No sé si el mensajito de ayer te habrá servido de algo. A veces racionalizar una emoción ayuda a superar los porqués de un dolor.Pero si no ha sido así y aún tienes ganas de llorar, tengo un pañuelo para ti
    bordado con este motivo:

    Cuando la noche sobre un columpio
    pinte de negro tu decisión
    deja lo oscuro,tétrico y turbio
    mécete al ritmo de una canción
    y cuando bajes de tus alturas
    y los desechos quieras tirar
    no te entretengas con florituras
    entre los cubos de la basura
    y en un instante ponte a bailar,
    pide una cita con esa estrella
    que desde el cielo brilla por ti
    que te ragala mil primaveras
    entre las flores de su jardín

    Y luego siente como la vida
    te da dos besos de ajonjolí
    te seca el llanto cierra tu herida
    entre los rizos de aquel jazmín.


    Espero que este pañuelo haya enjugado el resto de alguna lágrima.

    A las abuelas se nos da muy bien el bordado artesanal.

    Besitos

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  5. Y a propósito de problemas humanos, he echado una mirada a algunos de los blogs que sigues y que te acompañan. Si es verdad que tienes 17, la que tiene ganas de llorar soy yo. Y si eres mayor, no me extraña que llorases ayer en el columpio. Tiene mucho sentido. Subir y luego bajar así, duele bastante. No me extraña nada que te guste La Nausea y la encuentres real como la vida misma.

    Pero no me hagas caso, los viejos no tenemos ni idea de nada. Por eso somos viejos, digo yo.

    Au revoire!

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  6. Todos tus escritos parecen como fragmentos entre comillas de grandes novelas.

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