lunes, 30 de agosto de 2010

Bar

Daughty. El apellido era algo así. Marlene teclea en el buscador de Youtube nombres al azar, exprimiendo su cabeza. ¿Doroughty? Dios, ha de ser algo así, a lo mejor ni siquiera empezaba por D.

Me di un respiro y fui hasta la cocina. En la nevera no dan nada. El tacto gélido de los pies por el pasillo. La luz encendida, por manía, al llegar a medio pasillo y luego apagarla y dar un salto hasta la puerta de la habitación. En camisa y braguitas, como decía él que le gustaba.

Él dijo muchas cosas. Había salido del bar y estaba ahí sentado en el banco, ya sonándome haberlo visto antes dentro. Qué iba pasadísimo era un hecho visible. Se sujetaba el pelo con una mano y hasta le costaba respirar, pero seguía hablando. Estoy convencida de que si me hubiera ido de su lado, hubiera seguido hablando al asfalto. Vale que con el alcohol el tiempo se diluye, pero pudieron ser fácilmente una o dos horas. La noche de verano olía a plástico fundido.

El apellido que dijo tenía un toque irlandés. ¿Y si empieza por o’?

No no, pero sabía que me senté allí, porque se puso a hablarme con consciencia de ello. Claro, al rato fue cuando dijo lo de la ropa. Dijo muchas cosas. Hablaba sobretodo de cosas de los días en la facultad, pero de forma bastante inconexa. Mencionaba mucho el césped. Hubo un rato que habló de olores, y luego de música. Y de los días, ahí era cuando más costaba entenderlo. No daba pena y eso, a su vez, la daba.

Hablaba tanto y yo escuchando, que al final me daban ganas de que me besara. Tanto que no atendí a nada de lo que decía sobre aquel músico inglés que decía que era tan bonito y quería que escuchase. Y mira que insistió mucho. Ahora que no lo vuelvo a ver, lo único que deseo es recordar el nombre del músico, pero es que ni eso.

Hasta se me subió la libido, joder, mil cosas pero en realidad no lo escuchaba. Maldita estúpida. Ya que no lo hice me gustaría escuchar lo único que podía asociar con él. Escuchar la música y pensar: al menos existe. Sí, existe y es una razón para soñar.
¿Ceg…hty? Si funcionara lo de las sugerencias siquiera, maldita sea.

El chico dijo, ya hacía el final:
Cuando buscas una actriz que haya salido tan bonita en una peli, no la encontrarás más bonita que en ésta. Nunca. Nunca.
Luego dijo nunca como siete veces más. Fue rarísimo. Entonces cogí el metro y volví a casa. No sé por qué no le pedí el número ni nada. Ese fue un gran error ¿pero mejor no darle muchas vueltas, verdad? Voy a dormir, a lo mejor mañana recuerdo el nombre y puedo escucharlo tumbada en la cama, para la noche siguiente tal vez sí, soñar.


Nice dream - Radiohead
o en acústico

Formspring

4 comentarios:

  1. Ché, en el fondo eres un romántico... Me ha gustado. Saludos

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  2. da mucha rabia irte, y no ser capaz de pedir el numero ni saber el nombre...

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  3. Anónimo6:50

    Puede que el músico sea Peter Doherty

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