viernes, 26 de junio de 2009

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Desde el momento en que la ciudad me dijo hola con sus manos de cemento, se me quitaron muchas tonterías de la cabeza. Supe que no iba a dormir en un césped, ni a hacer autostop. Dejemos esas cosas para las pelis.Me siento estúpido. He hecho llorar y eso me ha hecho llorar.Tal vez solo son coletazos, llamadas de atención porque algo, o más que algo, no cuadre. Hoy mas que nunca quiero abrazar a alguien.Son las 12. Voy a aguantar despierto hasta que amanezca en la playa. Aunque aún no estoy en ella. Mi cuerpo tiene hambre pero yo no. Aún no estoy en ella, tocando flojo en un sitio, pero deseo gritar How does it feel?, al ritmo de los acordes C F G.Quedan 7 horas para el amanecer.

Pensaba qu estaba vendiéndome algo, pero lo que ese negro estaba repitiendo era "Take it easy man, take it easy" Me ha visto llorar.No puedo dejar dejar de escribir, sale como a presión. Ciertamente, solo estoy contando lo que pasa, pero siento que esto es literatura, y más de lo que nunca lo ha sido, tal vez. De camino a la playa, tengo la incesante necesidad de hablar sólo, de hacer introspección.

He llegado a la playa: no sé si será el lugar o es que el mar es así de noche, pero las olas son muy extrañas. No sé. He de ir con cuidado de no tapar la luz de las farolas al escribir. Debe haber pasado como una hora o así, y estoy con unos extrangeros en la horilla. He tocado un poco, la rubia es bastante guapa. Saben de música.

Hacia las 3 ahogué mis penas con diversos desconocidos. Por la avenida una negra me hizo un interrogativo gesto de chuparla. Sí, había desistido en mi ilusión por ver salir el sol por el mar, puesto que ni siquiera sabía si eso ocurría así. Y aquí me veo, pasadas las 4 en una parada de autobús, con un cantautor borracho con cortes en los antebrazos, diluyéndose el presente con todo, sin saber lo que quiero, ni lo que haré.Desconecto.

jueves, 25 de junio de 2009

Sailing away

Amigos, me fugo de casa. Hoy.

Algunos sabíais ya que era una idea recurrente en mí, pero quedaba como la vaga utopía de un pseudo idealista. He sentido que ahora, en mitad de este apagamiento, quiero dar un paso de la nada hacia la nada.
No sé cuánto tiempo, una semana, un mes o dos, lo que sé es que volveré con la cabeza bien alta. Y daré explicaciones si lo creo conveniente. Tiempo, vaya si tendré tiempo. Para componer y escribir. Para hablar y escuchar. En la luz y en la sombra.

A dónde tampoco lo sé. Lo seguro es que en Valencia me quedaré unas horas como mucho. Por supuesto que tengo cosas pensadas...Madrid, Barcelona, Málaga ...quién sabe si Valladolid incluso. Ya sabes.

El tema de cómo apañármelas, pues bueno, conmigo me llevo la funda de la guitarra, con ésta y mis libretas, algún boli al que le tenga aprecio, y obviamente, bastante dinero. Qe he tenido que ahorrar, pedir prestado, y por el cual incluso mentir. Pero aun así intentaré sacar un extra pidendo voluntades a cambio de tocar por las ciudades.

Tranquilos, quienes necesitéis realmente saber de mí, recibiréis alguna llamada. En fin. Un notable acto de nihilismo para, irónicamente, darle sentido a todo.

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Bob Dylan - Boots of spanish leather

sábado, 20 de junio de 2009

Buscar

Aquel chico pasaba las horas muertas, con el boli en las manos y la mirada perdida. La cara seria, las gafas tocidas. Daba algo de pena.

Cuando empezó en lo de escribir tenía esas ideas de dejar que la inspiración viniese y todo eso. Pero es que entonces rebosaba, necesitaba de ello realmente.
Todo había cambiado desde entonces, y hacía falta buscar una solución, y la buscó en las horas muertas.

Empezó a ver símbolos en todo. Primero en puertas, respirar, pájaros, apagar la luz, cosas así. Pero empeoró. Luego comer, verjas, farolas, maletines...todo tenía una interpretación trascendente. Y extrañamente, lo complejo de las conversaciones y el contacto en general se volvía banal e ilógico.
Y empezó a desvanecerse.

Definitivamente, la literatura lo había vuelto majara.

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A veces las prisas por actualizar hacen que no pueda pulir las ideas, pero bueno.
Bob Dylan - Chimes of freedom

martes, 16 de junio de 2009

Problemas más humanos que existenciales

Estando en el columpio azul, con el subir y bajar y el vientecillo nocturno, hubo algo que me desconcertó. Había dos desechos cerca de mí, y dado lo antiestéticos que resultaban respecto del suelo de goma, decidí recogerlos.
Uno era una botella de plástico a mi derecha, y una lata delante. Fácilmente hubiese podido estirame y cogerlos, pero inexplicablemente quería agacharme a por uno y a agacharme a por el otro, simultáneamente. Deseaba desdoblarme y romper las leyes físicas, sólo por dedicarme por igual a cada uno de esos desechos. La misma dedicación, el mismo afecto. Pero esto era imposible, y me puse a llorar. Sí sí. Tal vez otras circunstancias propiciaron que lo hiciese, pero sin duda era aquella tontería me dolía adentro.
De pronto todo parecía vacío.

Y quién sabe si esos segundos de desconcierto me hubiesen venido cerca de un lugar alto, un puente digamos, lo que hubiese podido llegar a hacer.

domingo, 14 de junio de 2009

Fama

El lirista de aquel grupo era un viejo conocido de éstos.
Llevaban un trato favorable, sin llegar a amistoso.

Era él, realmente, quien hacía llorar a todas esas quinceañeras. Otra cosa es que la gente lo supiese. Cierto es que su nombre salía en los discos, pero para qué engañarnos, quién iba a fijarse.
No tenía a chiquillas detrás que quisieran tirárselo.
No le hacían entrevistas.
Aun así no estaba triste: sabía que sus letras eran buenas. Seguramente poca gente las entendiese en la profundidad que merecían, pero sabía que la culpa, en parte, era suya.
Daba igual.
No era su trabajo cuestionar aquello. Su trabajo era emocionar hablando del fondo de las personas, de las cosas que sólo él veía.

Los de la banda creían aprovecharse de él, pues le pagaban poco. Lo que los pobres no sabían es que, aunque en las sombras, él tenía asegurado un lugar en los corazones de la gente, mientras que ellos, con sus acordes baratos, caerían en el olvido.


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Dedicado a los escritores que se sienten solos.

Bob Dylan - Blowin' in the wind

viernes, 12 de junio de 2009

Echar a volar

Llegados al instituto por la mañana, oíamos por los pasillos el eco de un a pequeña ave. En los pocos minutos que teníamos, no dedicamos a buscarla, pero las sirena frustró el intento.
Y mientras duraran las clases la voz de la profesora se entremezlaba con los aullidos, o como fuese que pudiere llamarle. La gente pronto lo omitió, lo obvió, como un luz estropeada que parpadea y que a larga no molesta. O eso parecía; tal vez, de forma contraria, estaba en la mente de todos.
Sea como fuere, resultaba muy cruel. Para la hora del patio nadie se acordaba ya, pero yo busqué a través de la reverberancia hasta encontrarlo en el rincón bajo las escaleras ¿Por qué tanto piar, acaso había intentado salir de allí? Cogí y lo dejé en un alféizar del segundo piso, el único en el que las ventanas estaban abiertas. Y esperé a que echase a volar, pero se quedó ahí, sonó la campana, y seguía allí, con la respiración aún agitada.

En el descanso entre clase y clase, volví para ver si estaba.
Pero ya no.


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Schubert: Arpeggione sonata

Una semana, y la asfixiante libertad se cernirá ante mí.

lunes, 8 de junio de 2009

Re encuentro

Con Aquello pasé una gran vergüenza, y sentí que ya no podía mirarla a los ojos.

Cómo podría, no tuve valor para merecerla.
Es más, en cuanto pude, la evité por todos los medios posibles, reales o cibernéticos.

Evadirla no fue difícil, mas no fue así con su recuerdo. El recuerdo de Aquello. Se entrometía en cualquier situación, una chispa y lo recordaba todo.
Una Náusea. Si estaba sólo me revolvía para espantarlo, pero con gente me comportaba. Este no es un pueblo pequeño, mas la probabilística estaba en contra mía. Cuestión de meses, un año, dos… Podía mirar las esquinas antes de girarlas, o… en fin, era retrasar lo inevitable.

Ahora ha ocurrido, y con cada paso espejado nos acercamos.
Y el corazón, pum pum, pum pum.

Puede que ella hasta lo haya olvidado. Con lo bonita que es, seguro que muchos otros le han dicho ya lo que yo… no pude.
¿Sabéis? Para algunos, una declaración infructuosa es un golpe grave a su vanidad. Ahora está tan guapa como entonces, o más. Crecida, si, pero… dios, es igual. Fresca, preciosa, avanzando a pasos espejados. Puede que me desmaye cuan…
Pum pum. Las baldosas, rojas y blancas.

“Au” “Adiós”

En las tetas.
No he tenido valor de hacerlo, de alzar la mirada más allá de sus tetas


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El primer relato al que le tuve verdadero cariño.
Schumann - Fantasiestucke

sábado, 6 de junio de 2009

Sol ardiente de Junio

Fruto del conocimiento que ella tenía, de que a mí ese cuadro me derretía como nada, un día me recibió con los mismos ropajes y la misma pose. Y nunca, nunca jamás una chica había combinado de forma tan cruel el blanco y el rojo, para hacer morir de deseo a un hombre.


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Cuando escribo, lo que más me gusta es escoger las palabras concretas de las frases.
En fin, ayer visité Madrid y estuve en el Prado, y para inmensa sopresa, porque el cuadro no pertenece realmente al museo, pude estar a un paso de la pintura que más amo de toda la historia del arte. Y que me inspiró estas dos frases. Y que tiene el mismo título. Sí, sé que los colores no son el rojo y el blanco, pero así quedaba mejor.
En fin, he escrito más explicando el microrrelato que éste en sí, jij.
Michelle-The Beatles

Que paséis un buen finde

jueves, 4 de junio de 2009

Animorfo

Siempre he querido ser un gato.
Y ver los huecos bajos de los coches en hilera, pasando de uno a otro fugazmente. O saltar dos o o tres veces mi altura, o mejor dicho, mi longitud. Saber lo que es frotarme los costados entre unas piernas, haciendo ochos. Poder mirar sin que esperasen nada. Golpear una bola con las patas.
Disfrutar como ellos el sol y la sombra y el viento suave, en el balcón. Y que pasen las personas, y las nubes y el tiempo.

Y tener un amo pianista, que me hubiese puesto el nombre de algún músico romántico. Un pintor. O uno de esos fotógrafos mininófilos. Pero ante todo, tal vez con suerte, tendría un ama a la que no le importase cambiarse de ropa delante de mí.



http://www.youtube.com/watch?v=vktyEV1yrCk

martes, 2 de junio de 2009

Sutilezas

Venga, ahora, hazlo ahora, la tienes en el punto... Mírale los ojos, no era así como te miraba al principio del día. No será por no haber tenido oportunidades: en su cama, en la tienda de batidos, en el parque...
Vamos animal, hazlo de una vez.

Pongamos el caso de que no quiera. Y que aun así me lo acepte. Y aun peor, que fuese la primera vez. No podría perdonármelo.
Sus ojos, sus ojos...como si yo supiese de eso. Me están sudando las manos. Ah, si decir las cosas fuera tan fácil. Todo gestos y miradas mierdas así. Que eso surge dicen. Tal vez sea mejor un rodeo, tocarle el pelo o algo así, unas indirectas... su sonrisa lo era acaso, o no?
Con susurros podría tantear un poco. Si es que me la comía, dios. Tal vez no la merezca, y esto sea forzar lo injustificable...no no, este no va a ser otro fracaso.

La tierra, blanda y mojada, podría ensuciarnos. Pero al parecer no nos importa, estamos bien. Se llena el silencio con un poco de brisa y nuestros pensamientos agónicos. Como qué vera en mí, qué ojos tan bonitos, pero ante todo, vamos animal, hazlo de una vez.


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Qué pobremente elaboro la ideas, dios. Debería haber pensado muchos más detalles, y darle algo más de ritmo, aunque sea una introspección. Tal vez lo haga un poco más largo otro día.

Pas de deux-Tchaikovski
(auriculares si es posible)

lunes, 1 de junio de 2009

Fragmento: Lolita

"Al oír el quejido de su bostezo inicial, fingí un sueño de hermoso perfil. Sencillamente, no sabía qué hacer. ¿Se alarmaría viéndome a su lado, y no en una cama adicional? ¿Tomaría su ropa y se encerraría en el cuarto de baño? ¿Me pediría que la llevara de inmediato a Ramsdale –junto al lecho de su madre–, o de regreso al campamento? Sentí sus ojos fijos en mí, y cuando al fin prorrumpió en ese encantador cloqueo suyo, comprendí que sus ojos reían. Rodó junto a mí y su tibio pelo castaño rozó mi clavícula. Hice una mediocre imitación de alguien que despierta. Permanecimos acostados, sin movernos. Después le acaricié el pelo, y nos besamos suavemente. Su beso, para mi delirante confusión, tenía algunos cómicos refinamientos de ondulaciones y sondeos. Como para comprobar si yo estaba satisfecho y había aprendido la lección, se apartó para observarme. Sus pómulos estaban enrojecidos, el labio inferior le brillaba, mi desmayo era inminente. De pronto, con un ímpetu de rudo entusiasmo (signo de una nínfula), puso su boca contra mi oreja... pero durante un rato mi mente no pudo analizar en palabras el cálido trueno de su susurro, y ella rió, y se apartó el pelo de la cara, y volvió a intentarlo, y a poco la curiosa sensación de vivir en un insensato mundo de sueños recién creado donde todo era lícito, se apoderó de mí, a medida que comprendía lo que mi ninfa acababa de sugerirme"



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Qué decir de Nabokov. Grandioso.
Un suave Chopin para la noche